El desorden que dejas

El desorden suele ser una parte natural del desarrollo de los adolescentes quienes se encuentran en una etapa de desarrollo que se caracteriza por la búsqueda de su propia identidad y autonomía. 

 

Su desorden mental se traslada también a su entorno y ello por varias razones: 

  1. Cambios hormonales y de desarrollo. El cuerpo y la mente están experimentando numerosos cambios rápidos, lo que puede afectar la forma en que los adolescentes manejan su entorno.
  2. Prioridades diferentes. Pueden tener prioridades distintas a las de los adultos. Pueden estar más interesados en pasar tiempo con los amigos, usar dispositivos o dedicarse a pasatiempos en lugar de organizar su espacio.
  3. Falta de tiempo. Entre las actividades escolares, los deportes, las tareas y otras responsabilidades, los adolescentes pueden sentirse sobrecargados y no dedicar tiempo a ordenar su habitación.
  4. Exploración de identidad. Los adolescentes están experimentando con su identidad y tratando de encontrar su propio estilo. Esto puede llevar a espacios más desordenados mientras exploran su interés.
  5. Falta de habilidades organizativas. En esta etapa pueden no haber desarrollado completamente las habilitades organizativas necesarias para mantener su habitación ordenada. Estas habilidades a menudo se aprenden con la práctica.
  6. Resistencia a la autoridad. Algunos adolescentes pueden ser desordenados como una forma de expresar su independencia y rebelión contra las normas establecidas por los padres.

 

Es importante entender que la adolescencia es una etapa de transición y que, con paciencia y orientación, los adolescentes pueden aprender a manejar mejor su espacio. Los padres pueden ayudar a sus hijos adolescentes a mantener su habitación más ordenada mediante estrategias efectivas que fomenten responsabilidad e independencia.  

 

Expondremos algunas sugerencias: 

  • Establecer expectativas claras. Comunica de manera clara las expectativas sobre la limpieza y el orden en la habitación. Asegúrate ser específicos acerca de lo que se considera aceptable.
  • Involucrar a los adolescentes: Pídele a tu hijo que participe en la creación de un plan de organización para su habitación. Escucha sus ideas y preocupaciones para llegar a un acuerdo conjunto.
  • Proporcionar las herramientas adecuadas. Asegúrate de que tu hijo tenga las herramientas necesarias para organizar su habitación, como estantes, cajas o cestas de almacenamiento.
  • Ser un modelo a seguir. Los adolescentes aprender de sus padres. Si mantienes un entorno ordenado, es más probable que ellos también lo hagan.
  • Reforzar los hábitos de limpieza. Ayuda a tu hijo a establecer rutinas de limpieza regulares como hacer las camas todas las mañanas o dedicar unos minutos al final del día para recoger su habitación.
  • Ofrecer recompensas e incentivos. Recompensa el buen comportamiento y los esfuerzos para mantener la habitación limpia. Esto puede motivar a seguir con los buenos hábitos.
  • Ser paciente y comprensivo. Recuerda que es una etapa de aprendizaje y desarrollo. Sé paciente y ofrece apoyo a medida que aprende a mejorar su espacio.
  • Evita castigos extremos. En lugar de castigar severamente el desorden, busca soluciones constructivas para abordar el problema. Los castigos extremos pueden generar resentimiento y no necesariamente resultarán en un cambio de comportamiento.
  • Fomentar la independencia. Permite que tu hijo asuma la responsabilidad de su espacio, tomando decisiones sobre cómo organizar y mantener su habitación.

 

Al adoptar un enfoque colaborativo y comprensivo, los padres pueden ayudar a los hijos adolescentes a desarrollar habilidades organizativas y hábitos de limpieza que les beneficiaran a lo largo de la vida. 

 

Escrito por: Sira Vera